El sustrato es un material sólido, distinto del suelo natural, que se utiliza en semilleros, macetas o directamente en el terreno para proporcionar soporte físico, retención de agua y nutrientes, y permitir el intercambio gaseoso necesario para el desarrollo de las plantas. Su función principal es crear un ambiente propicio para el crecimiento radicular, especialmente en sistemas de cultivo donde el suelo natural no es viable o presenta limitaciones.
En términos generales, un sustrato puede ser de origen orgánico, inorgánico o una mezcla de ambos, y su elección depende de las necesidades específicas del cultivo, las condiciones ambientales y el sistema de producción empleado. La correcta selección del sustrato influye directamente en la salud de las plantas, su productividad y la eficiencia en el uso de recursos como el agua y los nutrientes.
- Soporte físico: permite el anclaje de las raíces, proporcionando estabilidad a la planta.
- Retención y drenaje de agua: mantiene la humedad necesaria y facilita el drenaje del exceso, evitando encharcamientos.
- Disponibilidad de nutrientes: almacena y suministra los nutrientes esenciales para el crecimiento vegetal.
- Aireación: garantiza la oxigenación adecuada de las raíces, fundamental para la respiración celular.