Como hemos podido deducir en el párrafo anterior, la vermiculita resulta de gran utilidad en el ámbito de la jardinería y los cultivos. Se añade a los sustratos de cultivo para mejorar su drenaje y aireación, evitando que las raíces se ahoguen y favoreciendo su crecimiento saludable. Además, al retener la humedad, ayuda a reducir la frecuencia de riego necesaria, especialmente en climas secos.
Este mineral también ayuda a regular la temperatura del suelo, actuando como una capa aislante. En climas fríos, la vermiculita protege las raíces de las bajas temperaturas, mientras que en climas cálidos ayuda a mantener el suelo fresco y reduce el estrés térmico en las plantas.
La vermiculita es un medio de germinación ideal para semillas, proporcionando un entorno húmedo y protegiendo las plántulas mientras crecen. También se utiliza para la propagación de esquejes y como componente en mezclas de sustratos personalizadas para diferentes tipos de plantas.
Es también muy utilizada para el almacenamiento de frutas, tubérculos y bulbos. Una vez terminada la época de cultivo, puedes cubrir tus frutas y verduras con vermiculita. De esta forma lograrás evitar que estas se pudran y mantendrás su humedad y calidad por mucho más tiempo. Es también un elemento ideal para poder manipular productos químicos como los fertilizantes y plaguicidas en seco.
Algo muy interesante es que este mineral es considerado un medio ideal para el desarrollo vital de las lombrices. Este tipo de gusanos anélidos viven de forma idílica en este ambiente por lo que comen y generan humus y compost sin parar. Esto resultará muy eficiente para el proceso de abonado del campo.