En el ámbito agrícola, los entutoradores son herramientas esenciales que permiten guiar y sostener el crecimiento de las plantas. Existen varios tipos de entutoradores, cada uno con características específicas que se adaptan a distintas especies y necesidades de cultivo.
Los protectores ayudan a resguardar las plantas de posibles daños causados por el viento, las plagas o las herramientas de cultivo. Son ideales para plantas jóvenes que requieren un apoyo adicional en sus etapas iniciales de crecimiento.
Estos sistemas incluyen cuerdas, alambres y ganchos que se utilizan para sujetar la planta a un tutor o estructura de soporte. Permiten un crecimiento ordenado y evitan que las ramas caigan al suelo, facilitando el acceso a la luz y al aire.
Los tutores de bambú son una opción natural, económica y duradera. Proporcionan un soporte firme y son fáciles de instalar, por lo que son muy populares en la horticultura. Son adecuados para plantas de porte alto y medianas, como tomates, pepinos y frambuesas.
Estas gomas se utilizan para fijar la planta al tutor de forma suave y flexible, evitando daños en el tallo. Son una opción ideal para cultivos delicados, ya que no lastiman la planta y permiten el crecimiento sin restricciones.
Los invernaderos suelen contar con sistemas de entutorado específicos, como redes y postes, que facilitan el crecimiento vertical de las plantas en un ambiente controlado. Estas soluciones optimizan el espacio y permiten un cultivo más eficiente en interiores.
Cada tipo de planta requiere un método de entutorado específico, adaptado a sus necesidades y características de crecimiento. A continuación, se explican las técnicas más comunes para las plantas más populares.
Los tomates necesitan soporte vertical para evitar que el peso de los frutos doble el tallo. Se pueden entutorar utilizando una caña o varilla a la que se ata la planta a medida que crece, o mediante sistemas de cuerda o jaulas específicas para tomates.
Los pepinos son trepadores naturales, por lo que se benefician de un soporte vertical, como una red o malla. Es importante guiar las ramas hacia el tutor en las primeras etapas para fomentar su crecimiento en la dirección deseada.
Las judías verdes también son trepadoras y requieren una malla o estaca vertical donde puedan enredarse. Se recomienda instalar el entutorado antes de la siembra y acomodar los tallos a medida que crecen.
Los pimientos tienen tallos frágiles y pueden beneficiarse de una estaca simple para sostener el crecimiento vertical. Atar el tallo al tutor con una goma suave ayuda a evitar que se rompa bajo el peso de los frutos.
Los guisantes también son trepadores y crecen mejor con una malla o enrejado. Se recomienda plantarlos cerca del tutor para que se sujeten de forma natural a medida que crecen.
Las berenjenas producen frutos pesados y necesitan un soporte robusto. Las estacas o varillas son ideales, y se recomienda usar cuerdas o clips suaves para atar el tallo a medida que crece.
Las calabazas son plantas rastreras y, en la mayoría de los casos, no requieren entutorado. Sin embargo, algunas variedades pequeñas pueden beneficiarse de un soporte vertical, especialmente en jardines pequeños.
Las frambuesas crecen mejor con soportes que permitan una estructura vertical ordenada. Los sistemas de cables o postes son eficaces para evitar que las ramas se expandan demasiado.
Las habas son plantas altas y pesadas, por lo que requieren varillas firmes o estacas en el suelo. Es aconsejable entutorarlas desde que son jóvenes para que el tallo se mantenga firme.
Los melones pueden beneficiarse de un soporte en las primeras etapas, pero al ser plantas pesadas, el tutor debe ser robusto. Al igual que las calabazas, se recomienda entutorar únicamente las variedades pequeñas en jardines limitados.
Entutorar a las plantas es esencial porque mejora su desarrollo y producción. Al proporcionar un soporte vertical, el entutorado permite que las plantas accedan a una mejor exposición a la luz y ventilación, reduciendo el riesgo de enfermedades causadas por la humedad. Además, el entutorado optimiza el espacio en el jardín o invernadero, permitiendo un cultivo más denso y eficiente. También facilita el proceso de recolección, ya que los frutos están accesibles y no tienen contacto con el suelo, lo que mejora su calidad y reduce el riesgo de daños.
Existen diferentes técnicas de entutorado que se adaptan a las necesidades de cada cultivo y espacio de siembra:
